SALIR DE LA OSCURIDAD

Salir de estructuras familiares enfermizas y rompedoras de vidas es posible. Salir de la oscuridad. Vivir y ser feliz es posible. Pero no es fácil. Iremos encontrando pequeñas luces encendidas en medio de la oscuridad que nos ayudarán a orientar el camino de salida. Cuando haya más luz y más fuerza, salir será el único de los caminos.

Con frecuencia, veo a la gente sufrir con situaciones incomprendidas e injustas. Si supieramos las formas de salir del laberinto, y cómo hacerlo realidad. Lo dificíl es caer en cuenta de qué está pasando y cuál es la causa de mi pesar. Hay un añadido a las dificultades propias de la vida: nuestra actitud o decisiones en las dificultades. No podemos dejar caídos de brazos. Añadimos sufrimiento a las dificultades por no saber hacer, por resignarnos. Resignarse es caer en la desesperación. Se puede salir de la oscuridad, de un pozo oscuro, negro y sin sentido. Se puede salir de ambientes y progenitores con un mal enfoque de la vida.

No hemos elegido la familia en la que nacemos. Los ególatras, narcisistas, psicópatas adoptados, tienen hijos, hermanos, amigos. Pero podemos salir, mirar alto y vivir nuestra propia vida dejando atrás un lastre que no es nuestro.

Comprendo que no es fácil hacer este camino de vivir en relación y saber gestionar las dificultades. Algunas causas imposibles, donde perder la esperanza es la mejor opción. Se puede salir de la manipulación, la imposición, el egocentrismo.

No estás condenado a vivir bajo la mirada y el punto de vista de otros. Si no puedes salir aún de esa situación porque eres menor, o dependes en parte de esa persona, o no tienes la fuerza, busca la forma de formarte para poder tener esa independencia. Busca libros, personas. Busca la respuesta y te vendrá. Quizá tarde más tiempo del previsto, pero sigues tu camino, encontrarás respuestas y la paz.

Hazte unas sencillas preguntas: ¿Las dificultades con las que me encuentro en las relaciones dependen de mi o las pone el otro?. ¿Puedo hacer algo?¿Qué me impide hacerlo?. A veces la decisión mejor es aceptar la realidad como es y aprender a quererte. Poner límites. Estoy pensando en los hijos de padres con graves trastornos de personalidad o dependencias. Hijos que por las circunstancias no elegidas, no han experimentado el amor incondicional. Personas que por la historia que han tenido en la infancia, no consiguen encontrar personas que las quieran de verdad.

Cuando te has acostumbrado a vivir en ambientes enfermizos, normalizas la manipulación, la enfermedad. El maltrato se disfraza de amor. Crees que eres amado porque de vez en cuando parace que te quieren. Pero la infancia y la adolescencia terminan y empiezas a pensar y a tener otras referencias. Hay una fuerza en tu interior, un sentido común, y personas que en cada etapa del camino te ayudarán a dar el paso siguiente.

Tienes derecho a vivir siendo persona amada, a recibir los frutos de tus esfuerzos, a ser reconocido por ser quien eres en tu corazón.

No permitas otra forma de vivir. Ten fuerza, la respuesta llegará si buscas de verdad. Nunca estamos definitivamente solos, aunque a veces tengamos esa sensación. Escucha tu interior y secunda con tus acciones lo que hoy te ayuda a dar el siguiente paso. ¡Fuerza y fe!. (Seguir leyendo).

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