LOS GESTOS PEQUEÑOS

El valor de los gestos pequeños, requiere de sencillez, de mirada profunda. Y a propósito de gestos pequeños, os voy a contar una historia popular. Hay historias que nos invitan a vivir el presente con más fuerza y conciencia. Aquí va una de ellas:

«Había una vez un hombre que vivía cerca de la playa. Todos los días se despertaba y lo primero que hacía era dar un paseo por la arena. Un día se quedó muy sorprendido porque había cientos de estrellas de mar por toda la arena.

El hombre lamentó la situación. Sabía que las estrellas de mar no podían vivir más de cinco minutos fuera del agua. Al avanzar vió a una niña que estaba corriendo de un lado a otro en la arena.

 “¿Qué estás haciendo?”, le preguntó el hombre. “Estoy devolviendo las estrellas al mar”, respondió la niña.

Al hombre le pareció absurdo lo que la niña hacía. “Lo que haces es inútil. He camino un largo trecho y hay miles de estrellas. No tiene sentido lo que haces”, señaló. La niña, que tenía en sus manos una estrella de mar, le respondió: “¡Ah! ¡Para esta ya, sí que tiene sentido!.¨

Me recuerda cuando de niños nos planteamos que se puede quitar el hambre en el mundo cuando colaboramos en alguna actividad solidaria. Cuando era niña y salíamos con las huchas por todo el barrio pidiendo por los proyectos de solidaridad que nos planteaban los maestros. No cuestionábamos a quién le llegaría, ni cómo. Simplemente nuestro corazón mandaba. Los gestos pequeños, con el tiempo se ven más grandes.

¿Por qué perdemos esa forma altruista de vivir? Ganamos en realismo, es cierto. Nos enfrentamos a personas que nos quitan esa bondad innata. Ladrones de nuestra inocencia y bondad.

La buena noticia es, que si sabemos traspasar esos obstáculos, empezaremos a creer que otro mundo es posible de forma más realista. Esta vez, sabiendo que encontraremos personas que no viven para hacer el bien, sino todo lo contrario.

Si quieres vivir de verdad, traspasa las voces boicoteadoras; a los nefastos ladrones de alegría.

La gente que no quiere ver felices a los demás ya se definen a sí mismos.

Si eres de los que no disfrutas viendo felices y haciendo el bien a tus hijos, a tus nietos a tus amigos, es que tienes un problema. El peor de los problemas.

Si estás conviviendo con alguien que no te quiere ver feliz siendo buena persona, lo mejor es que continúes tu camino.

Brillarás cuanto más moleste tu luz. Pero no te preocupes, sigue adelante aún cuando creas que no puedes hacerlo.

La luz está hecha para eso: para poner luz en la oscuridad de las noches. Y siempre molestará a quien no quiere luz.

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