Salir sin miedo, cuando has vivido un confinamiento por una pandemia, cobra significado. El miedo paraliza, no nos deja actuar, nos hace pensar que nada podemos y nos hace entrar en la derrota. Salir sin miedo es existir, ser uno mismo, auténtico, libre. Salir sin temor, aunque mantengamos la prudencia propia de la inteligencia emocional.
El miedo paraliza los proyectos de vida de muchas personas. Salir sin miedo, es afrontar incluso riesgos a equivocarse.
Hay un miedo que es sano. ¿Un miedo que es sano?. Es aquel que viene al caso. Corresponde a un aviso real que nos da la vida para que nos protejamos y nos cuidemos de algunas enfermedades, personas, peligros…El miedo tiene la función de avisarnos.
Nuestra inteligencia y nuestro cuerpo sabe ponerse en situación de alerta. Así vivido, el miedo, es un gran aliado.
Pero hay situaciones en las que aunque es normal tener miedo, una fuerza interior, nos lleva más allá de nosotros mismos y nos transforma. Es lo que les pasa a muchas personas sanitarias que aún a riesgo de coger una enfermedad no pueden dejar de salvar vidas. Son experiencias de Trascendencia. Una fuerza nos impulsa, aún con los miedos.
Hay momentos, que a riesgo de sufrir críticas, no podemos callar una injusticia. Salimos con el miedo, pero callar en ese caso es morir por dentro.
Con el ser humano no se hace negocio, no somos cosas. Estamos hechos para salir, de dentro hacia fuera. Para relacionarnos y transformar las estructuras sociales, y nuestro interior.