La escalera del amor, es decir, los distintos aspectos que tiene el amor. Hablamos de escalera, pero se dan al mismo tiempo. Son los distintos aspectos que se dan en las relaciones cuando amamos. Los aspectos del amor, la escalera…los peldaños, que cuando se viven te hacen sentir descomplicando la vida. Vamos bajando de la idea romántica del amor , tan complicada y lejos de la realidad, al amor del día a día y de los gestos pequeños.
Los distintos aspectos del amor. Los distintos grupos y las distintas tipos de relaciones. Aprendemos a amar en los distintos grupos humanos por los que vamos pasando. E igualmente, no los dejamos nunca los vivimos casí al mismo tiempo todos a la vez.
La primera escuela de amor, en condiciones normales, es la relación con nuestra madre. En la escalera del amor, serían los cimientos. Amor importante que pone las bases de la confianza en la vida, en uno mismo, y en los demás.
Ser acogido y recibido con calma, con entrega, con detenimiento, con la mirada limpia y serena de una madre, es el primer regalo que nos hace la vida desde que somos concebidos.
El primer peldaño del amor, es ser recibido con amor y desde aquí aprender a mirar y a recibir a los demás. En este peldaño pasamos toda la vida ahondando y aprendiendo, superando heridas cuando nos han dañado e intentando no proyectar en los demás el dolor que se nos ha causado.
La familia nuclear, los padres, las personas que directamente te cuidan a diario ayudan a no quedarse en la relación maternal toda la vida, como si fuera una burbuja de la que no salir nunca. Esto nos haría enfermos.
Las relaciones familiares y sociales, juegan un papel importante. Nadie nace sabiendo amar y tampoco se aprende leyendo sobre el amor. Hay que correr riesgos. Siempre bajo la mirada atenta de quien te procura protección y ayuda para crecer, los padres. No pueden delegar en otros lo que es competencia de ellos. Pero esto, ocurre a menudo. Solo unos padres que conocen a sus hijos y están presentes pueden salir al paso de las necesidades y buen funcionamiento afectivo de sus hijos.
El segundo peldaño del amor es ser atendido en las necesidades de afecto verdadero, no solo los cuidados normales de higiene, sueño y comida. Un niño necesita calidad de amor y cantidad de tiempo.
Y llegamos al tan complejo de entender peldaño de poner límites. Las personas que nos quieren nos enseñan que no todo vale. Hay límites. Dejar que tu hijo se hinche de dulce, por poner un ejemplo, no es amarlo. Dejar que tu hijo te grite no es amarlo, dejar que tu hijo pegue a sus hermanos sin corregirlo, no es amarlo, no son cosas de niños. Son cosas de niños a los que no se les ponen límites.
Las personas que nos aman nos ponen límites. El amor incondicional tiene límites. Los límites del propio amor. El respeto a uno mismo y a los otros.
A veces no entendemos lo bueno de poner límites porque no vemos el valor de ser uno mismo, porque nos acostumbramos a cualquier forma de ser tratados y tratar cuando nadie nos pone límites.
Otra condición del amor es aprender a ver el valor que es el otro, sus capacidades de ser, y admirarlo. Lo que no se conoce no se admira, lo que no se admira, no se ama y no se cuida. Se daña cuando no se valora al otro con justicia.
SI valoramos al otro, lo vemos en profundidad.
SI lo vemos en su profundidad, llegamos a el quinto peldaño o aspecto del amor: respetar al otro en su libertad.
Los adolescentes y niños hay límites en sus elecciones porque están aprendiendo a vivir, a conocerse, diferenciar lo bueno de lo malo para poder elegir. Amarlos, es enseñarlos a hacer ejercicio de su libertad. Enseñarlos a elegir lo bueno para sí, a no hacerse daño es nuestro deber moral. Eso es amarlos. Dejarlos hacer lo que quieran sin ningún criterio, sea bueno o malo, eso no es amar.
Y así seguimos creciendo. Que mejor escuela que vivir un ambiente de no perfeccionismo, de rigidez. Aprender a perdonar los errores. Buscar ser personas, no máquinas. No son los hijos la imagen perfecta de lo que no somos nosotros o lo que no hemos conseguido. Eso sí, hay que reconocer los errores y estar dispuesto a cambiar y mejorar. Tener paciencia.
Tengamos en cuenta, que lo ideal no es siempre es lo que sucede. Pero quien quiere aprender a amar, siempre encontrará personas dispuestas a poner amor donde no hubo. Y entonces su producirá el milagro, se sanan heridas y se restablece la armonía.