Aprender a mirar por dentro, exige entrenamiento y voluntad . Mirar de corazón, con el corazón el corazón propio y del otro.
Lo más importante que podemos dar a nuestros hijos es aprender a mirar por dentro. Es decir, a no quedarse en la primera impresión. Mirar por dentro es ir más allá. Los adolescentes empiezan escribiendo un diario, contar cosas que les pasa. Es un primer paso.
A veces miramos, pero no vemos. Sabemos cosas de nosotros, pero no sabemos como salir del labertinto. Saberse cosas de uno mismo, no significa que sepamos el camino para salir de la encrucijada. No tenemos herramientas. No es cuestión de leer libros de autoayuda. Los libros nos dan pistas, pero generalmente, la ayuda es efectiva si es personalizada.
Otro error que cometemos a menudo es creer que avanzar es dar grandes pasos de camnio de golpe. Cuando los grandes cambios suelen ser cosas pequeñas.
Aprender a mirar por dentro es aprender a pararse. Acogerse como se es y como se está. A veces estamos nerviosos. Para salir de los nervios hay que desviar la atención. Cambia de estrategia. No te centres en lo que no funciona, mirar hacia adelante. Mira el mar, la montaña, sal de ti y entrarás en ti.
Cambiar de estrategia es intentar algo diferente para que te ayude a no seguir acumulando tensión.
Empezar a mirar por dentro, no es quedarte en lo que ya sabes de ti. No des por sentado que no puedes hacer nada para estar mejor. ¡Si puedes!.
Puedes empezar a descubrir que una persona no puede resignarse a un aspecto de su personalidad. Una persona no es nerviosa porque quiera serlo. Estar nervioso, no es ser nervioso. Más allá, más al fondo, está el ser. Alcanzar tu ser y empezar a vivirlo, es tu responsabilidad. Los padres tenemos como principal misión, ayudar a nuestros hijos a descubrirlo.
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