EL LAGO AZUL

El ser humano es por excelencia el animal racional responsable de velar por cuidar el planeta, por cuidar de sí mismo y de sus semejantes. El Lago azul es una película que expresa muy bien como surgen las preguntas sobre el sentido de la vida. Esto ocurre de forma natural. Especialmente cuando vivimos ligados y unidos a la naturaleza.

Todos somos iguales en dignidad, y nadie duda de eso hoy día, aunque aún nos queda mucho por andar. La solución yo la tengo clara…está en nuestro interior, está en dotar a todas la personas de un entorno humano apropiado a su dignidad. Está, en que cualquier ser humano que nazca, pueda experimentar que el mundo es de verdad, que las personas que dicen amar realmente aman con sus decisiones, con sus palabras, con sus gestos.

La historia de dos adolescentes en una isla, mítica que marcó mi adolescencia, me hablaba, como ahora, del amor puro entre un hombre y una mujer, de la complementariedad y el respeto. Me hablaba de una sexualidad natural ligada a la verdad y encarnada en los sentimientos y el compromiso. Actualmente con facilidad escucho a mujeres despreciando a los hombres, como si no nos necesitaremos para la vida, para dar vida, para vivir la vida con mucha más fuerza. Somos todos necesarios no solo para crear vida, sino para vivirla. No hagamos de la excepción la regla general.

Necesitamos historias de verdad, parejas que son felices y perduran con el tiempo. El amor existe, pero andar por sus caminos exige madurar y crecer, cuidarnos, no dañarnos. La Biblia habla del paraíso, ese lugar mítico en donde es posible la vida y el amor, donde la creación es sagrada y bella. Un Dios que ama y que extiende su amor y se expresa en lo que de sus manos creadoras sale. Y todo es bueno, muy bueno.

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